lunes, 3 de junio de 2019

8. Misionero a escondidas

Ya es sabido que el Señor Guerrero prohibió toda actividad social a Juan (Cap. 2 Ep. 5). Con mucho esfuerzo, Cumi, la madrastra buena, logró que a Juan se le permita visitar a su familia materna durante esporádicos fines de semana, con este pretexto o a veces sin permiso el adolescente logró ir a sus primeras actividades pastorales, siempre tenía lista una mochila bajo su cama a la espera de que su padre se chume para escapar de la jaula de oro. 

Para financiar pasajes y gastos de actividades fuera de Quito ahorraba sus colaciones e inclusive pasajes de regreso a casa, esto significó privarse de comer en recreos y caminar por horas, considerando que el colegio quedaba en La Kennedy, al norte, y su casa en El Calzado, al sur. Una vez reunido el dinero seguía el riesgo extremo de salir a la misión, primero escapar del padre,  luego salir de su casa en la noche con su mochila y pesado material didáctico, debía dormir donde la tía Flery para madrugar al terminal terrestre, en ocasiones viajar a media noche. Las autorizaciones en ocasiones eran firmadas por Cumi, en la mayoría de casos Juan garabateaba cualquier rubrica infantil.

Uno de los recuerdos imperdonables al Señor Guerrero fue el primer intento fallido de la misión a Zumbahua, que fue mencionado en el episodio anterior, Era la noche de miércoles de semana santa del año 2002, Juan salió a escondidas, camino a casa de la tía Flery, ubicada en la Magdalena, en la calle Cabo Minacho, con la intensión de madrugar al terminal terrestre, había una lluvia torrencial, el adolescente cargaba su mochila y un pesado paquete de material didáctico, eso llamó la atención de un par de delincuentes, luego de romperle los lentes con un cabezazo y marcarle la nariz de por vida, le robaron su mochila y la chompa, el suelo quedó cubierto del papel mojado. Empapado por la lluvia, entre lágrimas y sangre Juan logró llegar a casa del primo Carlos, junto a su esposa Viviana lo consolaron, limpiaron y dieron posada, obviamente esa primera misión fue un fracaso, esa semana santa Juan pasó junto a su familia Pinto lleno de frustración y rabia. 

Esas eran las travesías que debía afrontar pero su convicción y perseverancia eran más fuertes, su más grande motivación eran las felices experiencias junto a les salesianes que se relatará en futuros episodios. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario