domingo, 12 de mayo de 2019

2. Cumi, la madrastra buena

Como se comentó anteriormente Juan recibió el apellido de su padre a los 6 años (cap 1 ep 12), para entonces el Señor Guerrero ya mantenía una relación de 7 años con Cumi, ella mencionó que ese hije jamás llegaría a su casa, lamentablemente el destino deparó algo distinto, en las vacaciones de carnaval de 1999 la pareja fueron a la playa como era costumbre, a su regreso Juan ya estaba huérfano (cap 1 ep 18-20). El señor Guerrero convenció a Cumi para que reciba a Juan con el pretexto que debía cumplir la última  voluntad de Irma de darle los estudios a su hije, seguro de la dependencia afectiva de Cumi, pues unos años atras ya había recibido a los otros dos hijos, Edison y Gerardo Guerrero.

 Cumi justificó su jamás aceptada dependencia a un hecho místico, contaba que semanas atrás una amiga de infancia le había ofrecido llevarle tres ángeles, debían recibirles con comida, prepararles una habitación, rezar con ellos, mantener 3 velas prendidas y al cabo de 3 días  buscar que alguien los recibiera de igual manera, se esperaba 3 imágenes físicas de barro o similar, sin embargo llegada la hora la casa se inundó de un fuerte aroma a rosas, Cumi solo acató las indicaciones al pie de la letra, ante ello el señor Guerrero se le burlaba, al percatarse que el aroma a rosas inundó la habitación reservada tan solo guardó silencio con miedo sin intervenir, Al cabo de los 3 días Cumi podía pedirles un deseo, este deseo era un hijo adoptivo adolescente para salvar su decadente relación y curar sus sentimientos de culpa por todo lo vivido. 

No se sabe cuanta verdad haya en toda esa historia mística, lo cierto es que Cumi recibió a Juan como el hijo adoptivo otorgado por los ángeles, poniendo como única condición que se le dejará a ella la responsabilidad de criarlo, talvez porque conocía la incapacidad como padre del señor Guerrero, talvez por capricho pero a final de cuentas le dio a Juan protección, cariño, todo lo necesario para que pueda estudiar y atravesar esa difícil adolescencia y más con su inestable vida. Luego cuando llegó la pobreza, ella afrontará los gastos de la casa y estudios de Juan por 5 años, juntes elaboraban y vendían comida y banderas en las ligas deportivas barriales. A pesar de vivir en la misma casa la comunicación entre Juan Y el señor Guerrero era nula y hasta conflictiva, si a esto se le agrega el alcoholismo siempre presente, más de una vez Cumi fue escudo de golpes destinados a Juan, por ello la valiente señora perdió sus dientes y tenía su cuerpo lleno de golpes, todo ello debido a su codependencia afectiva, que llamaba amor, refugiándose en su fé cristiana evangélica que inculcó a Juan, arma de doble filo, puesto que esos valores sirvieron para atravesar la adolescencia con honestidad intachable, pero al mismo tiempo una cruz que tendrá que vencer para la aceptación y superación personal. Ella era el único medio de comunicación entre los dos inquilinos mudos y cómplice de actividades sociales de Juan que veremos en los siguientes episodios. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario