lunes, 27 de mayo de 2019

6. Amigos colegiales y aquel platónico.


Debido a su peculiar forma de ser, desde niñe Juan elegía muy bien a sus amistades, ya en la adolescencia se potencializo esta característica, era intolerante con personas violentas, machistas, vanidosas, discriminadoras, elitistas y ostentosas, aquellas personas con actitudes negativas, se ponía el reto de ganarse su amistad y darles herramientas para ser mejores seres humanos, pero no confundía las cosas, resumía todo en su frase “tú sabes que cuentas con mi amistad, aunque yo sé que no cuento con la tuya”. Por otro lado se juntaba y trataba de unir fuerzas con los idealistas, altruistas, los discriminados por alguna característica, los líderes de grupos sociales y artísticos, por supuesto los que tenían ideales y vocación de servicio, casi todos aficionados a la pastoral juvenil, a partir de ello se conformara un grupo de amigues para toda la vida como Rafael , Joshua , un grupo de adolescentes locos conocidos como “los francas”, etc., Gente con la que compartió un sin número de aventuras durante los años de colegial.

Pero entre todos hubo uno que fue más que un hermano,  A quien llamaremos Joshua, uno que probó su amistad muchas veces, aquel cómplice de los primeros pasos altruistas, aquel que se convirtió en el primer amor platónico a los 15 años de edad, aquel que por respeto a su heterosexualidad y creencias cristianas jamás pudo confesar lo que sentía, aquel que luego de muchos años Juan tuvo que fallar, y para desahogar lo que ardía en su alma escribió una carta que jamás fue entregada y si aquí les va.  

“Te escribo directo para desahogar el fuego que llevo dentro.

Recuerdos hermosos de nuestros primeros pasos y sueños de mejorar este mundo. 

Ese primer día en la fila de inscripciones, mi madrastra y tu madre iniciaron la amistad y se aseguraron de que compartamos cursos. 

Siempre juntos desde la primera clase hasta aquel examen final en 10mo curso. 

Jamás olvidare cuando me llevaste a mi casa el regalo navideño y los cuadernos atrasados sin importar que te contagie de viruela. 

Solo una de muchas muestras de tu amistad verdadera. Tú fuiste mi cómplice y primera motivación para iniciar la vida misionera, hermosa travesía a pesar de cualquier obstáculo. 

Me diste la fortaleza para rebelarme contra mi propia sangre.

Conocías mi alma más que nadie y el único que no me olvidaste en momentos difíciles.

Iniciamos un inseparable dúo dinámico, cual Jesús y Juan, siempre a mi lado confesándonos alegrías, tristezas, sueños espirituales y luchas sociales.

Soñamos con un discipulado como el de Cristo, mi cómplice de escapes misioneros, mi alma gemela en mi acción social, gestión perfecta que jamás nadie pudo superar.

Mucho más que amistad y vecindad, detrás hubo hermandad,  pero también un primer amor que nunca te pude confesar.

 Mi corazón se deshizo en aquel momento en que dijiste que cambiabas de profesión y de colegio, nunca dejé de sentirme incompleto.

Aquellas tardes enteras cuando mis padres pensaban que practicaba el curso de inglés con baladas clásicas, mi alma solo desahogaba lo que sentía por ti. 

Nunca dejamos de escribirnos por aquel hi5 y compartíamos acciones pastorales intercolegiales, pero yo solo anhelaba volver a verte y abrazarte.

Con la adultez tú abriste tus alas y te volviste experto con las damas, los celos eran normales pero me ardía el alma al verte sufrir por ellas, mientras yo daría todo por tus caricias.

Acabé de perderte cuando no pude ayudar a tu madre en aquel examen de inglés, desesperado por no tener un pasaje para atravesar la ciudad y llegar a tu casa, de lo más importante que me ha quitado el sistema capitalista, tuve que fallar a quien nunca me fallo, algo que nunca me lo podre perdonar y luego de este escrito creo que tu menos debido a tus preceptos cristianos. 

Por lo menos me queda el consuelo de que has cumplido tus sueños, has triunfado como profesional y empresario, agradezco a Diosx por darte una mujer que comparta tu fe y te sepa amar. Le pido a Dios que llene de bendiciones a tus padres y a tus hijes. Te mereces mucho más que eso. Y cuando mis cenizas se liberen en el aire, permita que una partícula llegue a tu boca y yo pueda cuidarte siempre. Dios te bendiga.”

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